No son halagadoras las noticias, ganaron las reelegidas, aunque no nos guste. Todo estaba servido para que eso ocurriera. A llorar al valle los que se llenaron de ilusorias esperanzas. Era de preverse que algo así ocurriera. El ventajismo y las limitaciones de los oponentes hizo la maravilla de que se repitiera la historia triste y desoladora de un dúo poco confiable para otorgarle un poco de confianza de que tendremos posibilidades de un desarrollo armónico y sustentable para un Delta, que tiene tan mala suerte en su destino.
Cambios sustentables no tendremos hasta que no derrotemos a Maduro y rescatemos la Democracia para que tengamos signos de progreso y desarrollo. Esos cambios vienen y ocurrirán, más temprano que tarde, hay que comenzar por relevar toda la estructura podrida y carcom