De las más de decenas de líderes extranjeros invitados al masivo desfile militar de Xi Jinping en Beijing la semana pasada, nadie obtuvo mayores beneficios diplomáticos que Kim Jong Un.

El solitario líder de Corea del Norte acaparó la atención mundial con un debut de alto perfil en la diplomacia multilateral, hombro con hombro con Xi y Vladimir Putin, el presidente de Rusia, en una desafiante demostración hacia Occidente de que cuenta con el respaldo de los dos autócratas más poderosos del mundo, y un papel central en el orden global alternativo que están forjando.

Al margen, Kim subrayó su vínculo con Putin, quien prometió “nunca olvidar” los sacrificios de las tropas norcoreanas que lucharon por Rusia contra Ucrania. También celebró su primera cumbre con Xi en seis años, restableciendo

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