La economía de Puerto Rico mostró en junio de 2025 un ritmo más lento de lo habitual, con una reducción mensual en la actividad económica que confirma el proceso de desaceleración anticipado desde principios de año. No obstante, la economía ha mantenido cierta resiliencia frente a la inflación y la incertidumbre de los últimos seis meses, superando el nivel registrado en el mismo mes de 2024.

Los indicadores adelantados al cierre del primer semestre corroboraron esas expectativas de menor dinamismo, aunque también reflejaron una baja en las probabilidades de recesión. Para la segunda mitad del año, las previsiones apuntan a una prolongación de la desaceleración junto a posibles alzas de precios, con efectos sobre el consumo, la inversión y el crecimiento general. Aún no se han sentido por

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