El Gobierno tiene asumido que este miércoles sufrirá una importante derrota justo en el arranque del curso. Será, además, una de las más cruentas de la legislatura, porque se trata de una ley estrella de este mandato: la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales. El Congreso de los Diputados debatirá y votará las enmiendas a la totalidad que Junts per Catalunya, PP y Vox han presentado para devolver el proyecto al Gobierno, tres formaciones que forman mayoría absoluta en la cámara. Es inexistente, según reconocen ministros del Gobierno, el optimismo para conseguir sacar adelante la ley este miércoles. La dan por perdida. Incluso no apelan ya a aquella idea de que hay que negociar siempre hasta el último minuto. Lo que trasladan miembros del PSOE y Sumar, a pes

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