Fue una de las Las Vueltas más especiales para la comarca tras vivir el peor verano de su historia. Con un Morredero reducido a cenizas y una gran afición, las montañas bercianas acabaron viviendo un día muy especial y enseñándole al mundo su actual estado, el negro. Sin embargo, a pesar del gran final, con las banderas bercianas en el recorrido y la afición llenando las carreteras que subían a la meta y animando sin cesar a lo corredores, el inicio tuvo una gran incertidumbre que hizo a los primeros aficionados ponerse nerviosos. Un gran viento y la lluvia dificultaban la visión y sobre todo, las labores de montaje de la etapa, por lo que la organización tuvo en el aire la idea de poder retrasar la etapa a 5km de la meta oficial. Con ello, los primeros aficionados comenzaron a bajar desde

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