El Día Nacional de este 2025 llega en un contexto catalán, español, europeo y global de gran incertidumbre. El mundo se ha vuelto más imprevisible e inseguro. Las democracias occidentales se tambalean, y en especial y de forma muy preocupante la de Estados Unidos. Mucho más cerca sólo hay que mirar el desconcierto –por no decir desgobierno– de la vecina Francia, que también afronta un endeudamiento cada vez más grave. O las dificultades económicas de Alemania, donde el nuevo canciller aún debe demostrar su liderazgo político, tanto a nivel interior como europeo.
La Catalunya contemporánea que aspira a más autogobierno y soberanía para satisfacer el progreso de sus ciudadanos hace más de un siglo que para superar su desencaje dentro de España ha hecho bandera del europeísmo. Pero Europa un