Existe un viejo chiste que dice: si hablas dos idiomas, eres bilingüe. Pero si solo hablas uno, eres estadounidense.

La idea de que “todo el mundo habla inglés” ha sido durante mucho tiempo un motivo de orgullo nacional en Estados Unidos. Es un reflejo del dominio incomparable del país en economía, cultura y diplomacia después de la Segunda Guerra Mundial.

Pero mientras Donald Trump y su régimen autoritario aceleran el retiro de los roles tradicionales de liderazgo global, algunos expertos advierten ahora que el privilegio lingüístico que los estadounidenses dan por sentado podría estar llegando a su fin.

Durante generaciones, el inglés ha servido como la lengua franca del mundo, el idioma de facto de la aviación, las finanzas, la ciencia y el comercio internacional. Su expansión no fue

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