El Festival de Avándaro no solo fue un evento musical, sino un parteaguas cultural. Considerado el Woodstock mexicano , congregó a más de 150 mil jóvenes en un ambiente de música, rebeldía y resistencia en medio de la represión del gobierno de Luis Echeverría.

Para Emiliano Zurita , participar en una película que lo recrea fue enfrentarse a un mito nacional:

“Era retratar de manera muy honesta lo que fue Avándaro, y eso incluye tanto la comedia intrínseca del caos como la importancia sociopolítica de los años 70 . Hicimos esta película con mucho amor, con creatividad, cuidando detalles de la época y usando material de archivo real filmado en 1971. Queríamos rendirle homenaje y mantener vivo el alma del festival”.

Ese equilibrio entre frescura y memoria histórica se refleja en el

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