La idiocia máxima no es ignorar, sino ufanarse en la ignorancia. Se puede muy bien nadar en colesterol y evitar cualquier esfuerzo físico, pero pretender que no te lleva al infarto es estupidez. Es posible engañar al marido, pero apuntarse a una página de adúlteros es un paso más en el cinismo. Hay diferencia entre incurrir en un vicio y enorgullecerse de él. A mí, por ejemplo, me deja perpleja la gente que dice “no arrepentirse de nada” ¿cómo no vas a arrepentirte de pagar tu mal humor con los demás, faltar al cuidado personal, ser cruel o manifestar debilidades vergonzosas?

María Pombo, que es una “influencer” muy influencer, quizá la más de nuestro país, ha dicho con sinceridad que “hay que empezar a superar que hay gente a la que no le gusta leer ¡y encima no sois mejores porque os gu

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