Estos días he estado en silencio. No por falta de palabras, sino porque algo dentro de mí pedía pausa. No para huir, sino para mirar. Discernir sin juzgar. Como quien se sienta en la orilla de un río y deja que el agua le cuente lo que arrastra. He comprendido que cada momento de caos, de incertidumbre o de aparente error no es una falla del sistema ni una culpa que cargar. Es parte del proceso. Es la forma en que la vida nos empuja hacia adentro , hacia ese lugar donde no hay máscaras ni excusas, solo nosotros frente a lo que somos. Y lo que somos no siempre es cómodo de ver. A veces nos encontramos con partes densas, con decisiones que no entendemos, con emociones que nos avergüenzan. Pero ahí está el punto: observar sin castigo. Nombrar sin drama. Aceptar sin culpa. Porque la

See Full Page