La inseguridad aqueja a la ciudadanía, generando desesperanza y angustia en la población, evidenciando la ineficiencia y la negligencia de los gobernantes y autoridades para garantizar el orden y el mínimo de tranquilidad. Fenómenos como la pobreza extrema, los cordones de miseria de asentamientos ilegales, la migración de extranjeros, el desplazamiento, el microtráfico, las guerrillas urbanas y de Badcrim, están haciendo invivible la vida ciudadana. En Risaralda las muertes violentas siguen en aumento llegando a más de un 115% comparado con el año anterior, registrando casi las 300 muertes, donde Pereira no se escapa de este fenómeno superando las 170 muertes violentes en lo que va de este año, convirtiéndose en el gran lunar de esta administración, donde el único argumento es echarle la
VIOLENCIA E INOPERANCIA DE LAS AUTORIDADES.

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