Hace unas semanas el Ministerio de Sanidad celebraba que en las dos últimas décadas el cannabis había perdido adeptos en España. Lo argumentaba recordando que en 2004, cuando la sustancia alcanzó su máxima expansión en el país, hasta una cuarta parte de los estudiantes de secundaria admitía haber flirteado con la droga en el mes previo a la encuesta, lo que revela cierta asiduidad, mientras que en 2023, fecha de la encuesta más reciente a los chavales de 14 a18 años, reconocía esa conducta un 15%, lo que implica una disminución del 40 por ciento en términos relativos. En Galicia, en cambio, los resultados son menos efusivos. En comparación con 2006, año de la primera encuesta del Plan Nacional sobre Drogas con datos autonómicos, la rebaja es de un 7 por ciento, desde el 19,9 por ciento d

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