"Nos identificaban en los centros de detención con unos brazaletes; el azul representab a cero riesgo para la sociedad , amarillo que tenía algún tipo de violencia doméstica o resistencia a la autoridad y el rojo era si ya cometiste un crimen grave. En el vuelo eran todos azules , solo dos muchachos jóvenes habían cometido crímenes graves", dijo Maximiliano García, uno de los diez argentinos que esta madrugada regresaron al país en un vuelo de deportados procedente de Estados Unidos.

Su relato refleja la dureza y las contradicciones de un sistema que se volvió más estricto desde la segunda presidencia de Donald Trump.

El vuelo aterrizó en Ezeiza a las 3.17 de la madrugada. Durante 45 minutos reinó el silencio, hasta que las puertas de la terminal FBO —un sector reservado para

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