En una fracción de segundos, la vida se pone en cámara lenta. Se siente cada latido del corazón. Los suspiros acelerados se perciben en su totalidad. La visión se enfoca en un solo punto y lo demás se desdibuja. La ansiedad se apodera de la mente. Los brazos y piernas se entumecen y la piel se eriza. Puede ser la última vez en este planeta. Los recuerdos aparecen y es imposible no tener miedo. Eso sintieron miles de personas el 11 de septiembre de 2001, el día en que todo cambió para siempre.

(Esta crónica se publicó de forma original el 11 de septiembre de 2021 en un especial periodístico de esta casa editorial. Con motivo de la conmemoración, se ha vuelto a publicar)

Era un martes matutino en Nueva York (EE. UU.): la gente caminaba a paso firme como si tuviera prisa para llegar a sus d

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