El Real Alcázar de Sevilla vuelve a reescribir su historia. Lo que durante siglos fue considerado un espacio funerario vinculado a la tradición musulmana, el Cenador de Carlos V, ha revelado ahora un origen muy distinto. Los estudios arqueológicos realizados en los últimos meses han confirmado que bajo la estructura renacentista del siglo XVI se conserva un edificio almohade de finales del siglo XII, concebido como un espacio palaciego y de recreo.
Los trabajos comenzaron con un objetivo inicial: comprobar si existían tumbas de reyes musulmanes bajo el cenador. Las prospecciones con georradar y los sondeos realizados, sin embargo, descartaron esa hipótesis. En su lugar, los arqueólogos hallaron los restos de una qubba , un tipo de pabellón islámico de carácter lúdico y abierto, que for