Barcelona Lejos quedan las Diades de las manifestaciones independentistas masivas, aquellas que acababan marcando el curso político y generando un punto de inflexión en el paradigma catalán y también estatal. Catalunya se ha situado desde hace al menos año y medio –cuando el independentismo perdió el gobierno de la Generalitat tras las elecciones del 12-M– en el post-Proceso y la Diada de este año lo certifica. Ahora bien, aunque es cierto que la movilización de este Onze de Setembre ha tenido aún menos participación –unas 41.500 personas entre Barcelona, Girona y Tortosa– que hace un año –70.000 en toda Catalunya–, las calles siguen llenándose de incondicionales que evidencian que el movimiento no ha desaparecido. No tiene el poder institucional que ostentaba hasta hace un año, con la Ge
El independentismo vuelve a la calle con el catalán como punta de lanza

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