La aplicación del aceite de árnica se ha consolidado como una opción natural para quienes buscan aliviar molestias musculares y articulares sin recurrir a fármacos convencionales. Este producto, extraído de la planta Arnica montana , ha sido valorado durante siglos por sus efectos sobre el dolor y la inflamación, y hoy mantiene su vigencia en el ámbito del cuidado personal.
El proceso de obtención del aceite de árnica consiste en macerar las flores de la planta en aceites vegetales, como el de oliva o almendra. Esta técnica permite que los principios activos, entre los que destacan los flavonoides y las lactonas sesquiterpénicas, se liberen y potencien sus propiedades terapéuticas.
La acción antiinflamatoria y analgésica de estos compuestos convierte al aceite de árnica en un rec