Para muchos millennials, aquellos nacidos entre 1981 y 1996, la pensión parece una meta cada vez más lejana.
El empleo formal y estable, que era la base de la pensión de sus padres o abuelos, parece ser menos accesible. La informalidad laboral, los contratos temporales y el alto costo de vida reducen la capacidad de ahorro, un factor clave para proyectar un retiro digno.
A esto se suma un segundo elemento estructural: la caída de la natalidad., pues con menos personas jóvenes cotizando en el futuro, la sostenibilidad del sistema público de pensiones está en entredicho.
“Aunque el contexto es complejo, no es imposible planificar una vejez con estabilidad financiera. Lo que sí es cierto es que se requiere anticipación, disciplina y educación financiera desde edades tempranas ”, explica Ja