El desamor, una de las experiencias humanas más dolorosas, tiene una explicación científica. La psicología moderna sostiene que el rechazo amoroso repetido no es solo una cuestión de mala suerte. Es un patrón que tiene raíces profundas en la infancia y se manifiesta con un impacto que nuestro cerebro equipara al dolor físico. Este fenómeno se convierte en un ciclo que los especialistas buscan comprender para ayudar a las personas a sanar.

Investigaciones de la Universidad de Columbia y el Albert Einstein College of Medicine confirman esta conexión neurológica. El cerebro procesa el dolor físico y el emocional en las mismas áreas. La revista Journal of Neurophysiology comparó el rechazo con un "síndrome de privación", similar al de las adicciones , ya que estimula los mismos circuito

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