EL PAIS - Claudia Guerra
El término huachicol ha evolucionado. Antes significaba la perforación de ductos y bidones escondidos en camionetas y ventas a pie de carretera. Pero hoy el término tiene más acepciones. La nueva versión de este delito es el huachicol fiscal, una actualización del robo de combustible, que ya no depende de la ordeña de ductos, sino de papeles, facturas y aduanas que envuelven fraude y corrupción.
El arresto, la semana pasada, de 14 personas, incluidos seis integrantes de la Marina, por pertenecer a una red de contrabando de combustible, puso de nuevo en el centro de la diana a estos dos términos que han evolucionado de la mano del crimen organizado: el huachicol y el huachicol fiscal. El foco de atención fue mayor al saberse que esta red es supuestamente liderada