CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Francisco Uriel Rosas viajaba con su esposa embarazada, su pequeño hijo y su sobrino hacia Los Reyes, en el Estado de México, cuando los sorprendieron las llamas y después, el horror.
“Íbamos saliendo de la escuela de mi sobrino, pasé a recogerlo. Íbamos camino a comprar cuetes en un pueblo de Los Reyes. Íbamos pasando por ahí y justamente cuando se vio la onda de gas, yo pensé que era polvo, empecé a subir los vidrios. Cuando se dio el estallido de la bomba, estábamos a una distancia como unos 40 metros, y con la inflamación y el impacto, mi esposa no contuvo el impulso, quiso proteger a mi hijo y se salió del coche”, recuerda.
Sentado en la caja de una camioneta estacionada afuera de la entrada de Urgencias del Instituto Nacional de Rehabilitación “Luis Guille