Las expectativas estaban muy altas. Era lógico, habida cuenta de que siendo como son dos de los nombres más importantes dentro de la familia real británica, no se veían desde febrero del año pasado, en lo que además una visita exprés en la que Carlos III de Inglaterra le comunicó a su hijo pequeño, el príncipe Harry, el cáncer que padecía y el tratamiento que iba a seguir a partir de entonces. Por ello, porque había pasado un año y medio, se venían barruntando todas las opciones posibles desde que se supo que el duque de Sussex iría a Inglaterra esta semana por sus compromisos con varias organizaciones benéficas.
Los primeros días, dado que Harry llegó el lunes a Londres, ya tenía un importante compromiso, el principal por el que había viajado: la gala de los premios WellChild, así como e