El independentismo de calle no da más de sí. Después de tres lustros, ha quedado reducido a la esencia. Es lo que hay: 28.000 personas en Barcelona , según la Guardia Urbana; 12.000 en Gerona según el Ayuntamiento de la CUP y 1.500 en Tortosa.
Son cifras menores, mínimas, ridículas incluso frente a aquellas masas norcoreanas que en los años centrales de la pasada década salían a las calles al llamado de personajes como el ínclito Artur Mas , la brava Carme Forcadell, el indómito Jordi Sànchez y el no menos temerario Jordi Cuixart. ¿Qué habrá sido de ellos? De Cuixart se dice que no le pueden ir mejor los negocios en Suiza.
Es francamente dudoso que dos millones de personas se manifestaran por la independencia en los años álgidos de Procés, pero eso es lo que decían unos medios y un