El 27 de agosto, cinco activistas de Figueras pararon al equipo Israel-Premier Tech en la contrarreloj por equipos de la Vuelta a España. La organización trató de pasarlo como un incidente aislado, otorgando 15 segundos de bonificación a los israelíes y una reprimenda a los manifestantes. No supo calibrar, como tampoco lo hizo con las semanas de presión en redes sociales para que no se invitase a los israelíes, que aquella era la chispa que incendiaría la pradera.

Desde entonces vivimos en una competición regional por ver quién la arma más gorda al paso de La Vuelta. Seis días después, en Bilbao, se neutralizaron los últimos tres kilómetros por miedo a una invasión de la calzada . Por segunda vez en sus noventa años de historia (la primera sucedió en Pamplona en 1961 y fue por pur

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