Vivir en La Rinconada, el pueblo en la Tierra más cercano al espacio, no es para cualquiera. A 5.100 metros de altura, en un terreno donde los árboles no existen y el frío corta la piel como cuchillas, los habitantes conviven con un hecho escalofriante: respiran apenas el 50% del oxígeno disponible en el nivel del mar. En este punto remoto de los Andes peruanos, el cuerpo humano se transforma en un campo de batalla constante contra la falta de aire.

Los lugareños han desarrollado una adaptación única: su sangre contiene casi el doble de glóbulos rojos que la de una persona promedio. Esta evolución forzada los mantiene en pie, aunque no sin riesgos: obstrucciones en los vasos sanguíneos, enfermedades cardíacas y una esperanza de vida que rara vez supera los 35 años son la factura que co

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