el país con las tasas de cáncer de piel más altas del mundo. Como muchos australianos, Rach creció aterrorizada del sol.
Su infancia se caracterizó por la infame regla de "sin sombrero, no se juega", común en las escuelas australianas, anuncios de los 90 que advertían que el sol causaba cáncer y tubos de protector solar por toda la casa.
Esto convirtió a esta mujer de 34 años en el tipo de persona que se aplica religiosamente protector solar varias veces al día y rara vez sale de casa sin sombrero.
Por eso se sorprendió cuando los médicos le detectaron un cáncer de piel en la nariz durante una revisión en noviembre, algo que consideraron anormal dada su edad y su rutina de protección solar.
Aunque técnicamente se clasificó como un cáncer de piel de "grado leve" —un carcinoma basocelula