En el fondo del Atlántico se extiende una cicatriz geológica: no una herida, sino una marca de un planeta en movimiento, que nunca deja de transformarse. Kilómetros bajo el agua, se esconde la dorsal mesoatlántica, una cordillera submarina casi de 16,000 km de longitud que atraviesa el océano de norte a sur. En la actualidad la Tierra está formada por siete continentes, pero hace millones de años formaban un solo supercontinente: “Pangea”, y esta marca revela el pasado.

Aunque invisible para nuestros ojos, esta dorsal es una de las fuerzas más fundamentales de la Tierra. Cada año las toneladas de magma que surgen desde el interior del planeta crean una nueva corteza oceánica , esto ocasiona que las placas tectónicas se desplacen lentamente hacia los lados. El movimiento es casi impercep

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