Cuando se habla de rupturas decisivas en la historia de la música occidental, el nombre de Arnold Schönberg aparece con el mismo peso transformador que figuras como Beethoven o Stravinsky. Pero a diferencia de muchos de sus contemporáneos, Schönberg no solo desafió las reglas: las desmanteló con una precisión que rayaba en lo profético. En ese gesto radical - molesto para muchos, liberador para otros- abrió una grieta por donde se filtró buena parte de la música del siglo XX y aún del XXI.
Schönberg nació en Viena el 13 de septiembre de 1874 y falleció el 13 de julio de 1951 en Los Ángeles, Estados Unidos. Se formó en el corazón de una Europa que aún vibraba con el romanticismo tardío. Su primer lenguaje musical se nutrió de Brahms y Wagner, y su cercanía con Gustav Mahler marcó sus inici