
Hasta hace unos años este compendio de elementos describiría perfectamente la realidad de varios países latinoamericanos o africanos que durante las últimas décadas han sido etiquetados entre los más peligrosos del planeta .
Sin embargo, ahora la situación revela el caos y el sangriento ambiente que erosionan a la sociedad estadounidense, donde las pandillas, el narcotráfico y el crimen organizado sobrepasan al Estado y quiebran el orden hacia un entorno violento en el que prevalece la ley de la fuerza y de las armas.
Este clima de violencia no solo afecta la calidad de vida de la ciudadanía sino que al mismo tiempo genera un entorno caótico similar al de una tierra hostil e insegura como la que se vivió en el lejano o salvaje Oeste.
La prueba más reciente de esta realidad sangrienta ha sido el asesinato del activista político de ultraderecha Charlie Kirk , quien recibió el miércoles un disparo certero en la vena yugular, acción por la que se señala como presunto responsable a un joven de 22 años identificado como Tyler Robinson , según medios estadounidenses.
El crimen contra Kirk, de 31 años y quien era un bloguero, activista ultraconservador cristiano , presentador de 'podcast' y partidario del presidente Donald Trump, fue ejecutado en la Universidad del Valle de Utah justo cuando hablaba sobre la violencia armada en EE.UU. y los tiroteos masivos registrados a lo largo de ese país, especialmente en escuelas de menores.
El asesinato del activista de ultraderecha se suma a la lista de violentos ataques con motivos políticos que sacuden a EE.UU., que tan solo en los primeros seis meses de 2025 registra al menos 150 agresiones de este tipo , cifra que representa casi el doble de 2024 en el mismo período, "una situación muy peligrosa que podría fácilmente escalar", advirtió el investigador de la Universidad de Maryland, Mike Jensen.
Tiroteos masivos: ¿Tradición o legado?
Precisamente, en la misma jornada que matan a Kirk, al menos otras tres personas, entre ellas dos estudiantes, resultaron gravemente heridas tras ser víctimas de un tiroteo en una escuela secundaria de Evergreen, Colorado, a más de 800 kilómetros del ataque en Utah.
Aunque los tiroteos masivos en lugares públicos y escuelas no son algo nuevo en la sociedad estadounidense, sus ejecuciones han dejado una huella letal en la ciudadanía, que incluso se han incluido en dramáticas campañas mediáticas de organizaciones defensoras de derechos humanos y han provocado que las instituciones académicas tengan protocolos para generar alertas de emergencia .
Una de las más controvertidas han sido publicadas por la Fundación Sandy Hook Promise, una organización sin fines de lucro integrada por familiares de la masacre en la Escuela Primaria Sandy Hook el 14 de diciembre de 2012, donde murieron 26 personas baleadas: 20 niños y seis maestros. Una de estas piezas muestra a niños en el regreso a clases. Cada menor relata cómo sus padres los prepararon y les regalaron una herramienta nueva para enfrentar el mayor desafío del año escolar : la violencia armada.
Según cifras citadas por Amnistía Internacional (AI), la situación en EE.UU. obedece a "una epidemia de violencia armada". Tan solo en 2023 hubo 565 tiroteos masivos , incidentes armados en los que un agresor dispara, mata o provoca lesiones a por lo menos cuatro personas.
Entre 2024 y 2025, EE.UU. también ha entrado en un ciclo de violencia y crímenes políticos sin precedentes. En ese recuento están los dos intentos de asesinato de 2024 contra Trump: El primero ocurrió el 13 de julio en un mitin de campaña en Pensilvania, cuando Thomas Crooks, de 20 años, disparó a distancia y rozó la oreja del republicano. Este hecho dejó un muerto y dos heridos . El agresor fue abatido por el servicio secreto en el lugar.
Luego, el 15 de septiembre, arrestaron a Ryan Routh , de 58 años, escondido entre arbustos con un rifle estilo AK-47 , a unos 500 metros de Trump, cuando este jugaba golf en su club de Florida. Otros hechos similares fueron el asesinato de la demócrata Melissa Hortman, y de su esposo; y el ataque en el que fue herido de gravedad el senador John Hoffman y a su mujer, ambos cometidos por Vance Boelter, de 57 años.
Brutal crimen contra joven ucraniana
Otro hecho reciente que muestra la peligrosidad en la sociedad estadounidense, fue el brutal asesinato de la ucraniana Irina Zarútskaya de 23 años, quien fue atacada en agosto luego que se montara en un metro subterráneo en Charlotte, Carolina del Norte.
La joven fue agredida violentamente por la espalda por el estadounidense Decarlos Brown Jr. , de 34 años, quien la apuñaló repetidamente en el cuello con un cuchillo plegable hasta provocar su muerte. La violenta escena fue registrada bajo la mirada de otros viajeros, algunos de ellos tomaron sus dispositivos telefónicos para grabar el momento en vez de ayudar.
Los pasajeros más cercanos al crimen, a pesar de ver a la chica gravemente herida, prefirieron huir y momentos después otras personas intentaron ayudarla. Mientras todo esto ocurría, el asesino caminó tranquilamente por el vagón, se cambió la camiseta y salió del ferrocarril sin prisa.
El propio Kirk, antes de ser víctima, fustigó el crimen. "Si queremos que las cosas cambien, es 100 % necesario politizar el asesinato sin sentido de Irina Zarútskaya, porque fue la política la que permitió que un monstruo salvaje con 14 antecedentes anduviera libre en las calles para matarla", dijo el activista sobre el agresor, una persona sin hogar con problemas psiquiátricos y de drogas que cumplió cinco años de prisión y que tiene un amplio historial delictivo.
Esta caso, más allá de la víctima, pone la mirada también en el entorno violento en el que se desenvuelve el atacante de origen afroamericano. Su vida estuvo marcada por un ciclo de violencia y exclusión social, fenómeno que en su gran mayoría se vuelve constante a través de la revictimización comunitaria.
Tal situación se agrava debido a la falta de oportunidades, la pobreza, el consumo de drogas, la debilidad institucional, la falta de programas de atención social , la proliferación de la actividad delictiva y la ausencia de gobierno, lo que privilegia el germen para un ambiente hostil, de desconcierto, desorden y caos, donde también cobra protagonismo la brutalidad policial .
Sociedad narcotizada
De ese contexto se aprovecha el negocio de las drogas, que está intrínsecamente ligado a más crímenes como la extorsión, la explotación sexual y el tráfico de personas. Este entorno letal también envuelve a la ciudadanía en un ciclo de consumo de estupefacientes que impulsa el microtráfico y aviva la criminalidad, lo que a su vez perpetúa la exclusión social.
Aunque la administración Trump responsabiliza a los migrantes por la actividad criminal, al perseguirlos y deportarlos masivamente, su discurso antidrogas, que ha retomado la retórica de la " guerra contra las drogas " con tintes racistas y xenófobos, no aborda asuntos clave del narcotráfico en EE.UU. al evitar mencionar el negocio de las armas y su vínculo con los cárteles, así como el blanqueo de capitales a través del sistema financiero estadounidense, o la alta demanda y el consumo generalizado en ese país.
La Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud en EE.UU. reveló que más de 48 millones de personas mayores de 12 años, (16 % de la población) lucharon contra un trastorno por el uso de sustancias ilegales. A esto se debe incluir la grave crisis por consumo de opioides y las decenas de miles de muertes causadas por falta de atención a personas adictas a la cocaína, el crack, heroína, fentanilo y otros estimulantes psicoactivos.
Según el ' Informe Mundial de Drogas ' publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), de 2010 a 2023 el número de muertes por sobredosis de cocaína (combinada o no con opioides sintéticos) en EE.UU. aumentó de menos de 5.000 a casi 25.000.
Entre 2010 y 2022, el número de personas que solicitaron tratamientos por uso de drogas sintéticas creció de 100.000 a 175.000. Además, en 2023 fallecieron alrededor de 4.000 personas por sobredosis de heroína. Sin embargo, el peor escenario es el del fentanilo , con una estimación de muertes que superan las 100.000 personas por sobredosis.
Múltiples investigaciones judiciales y periodísticas han demostrado que la epidemia letal de los opioides fue provocada por los laboratorios estadounidenses que ganaron fortunas al facilitar, a través de un entramado de corrupción, el uso de medicamentos opiáceos que eran altamente adictivos, algo que no se informó a los pacientes que se volvieron adictos de manera involuntaria, problema que Trump no menciona mientras responsabiliza a países como China , México y ahora Venezuela por su supuesto apoyo al narcotráfico.
Guerra interna
La violencia callejera provocó que el propio Trump reconociera que varias ciudades de EE.UU. estaban entre las más peligrosas del mundo. Así el mandatario aprobó la intervención militar de Washington , al señalar que la acción "histórica" era para " rescatar" la capital del país "del crimen , el derramamiento de sangre, el caos, la miseria y cosas peores".
Luego de esto manifestó que Chicago (Illinois), es "la peor y más peligrosa ciudad del mundo , de lejos". Para ese momento denunció que en un fin de semana se habían cometido 54 asesinatos por disparos de pandilleros en esa urbe.
"Resolveré el problema de la delincuencia rápidamente. Tal y como hice en Washington, Chicago volverá a ser segura , y pronto", dijo Trump, quien también amenazó con intervenir otras ciudades demócratas como Baltimore (Maryland).
De acuerdo con AI, una de las razones de esta crisis en EE.UU., es su legislación, que es permisiva y favorece la venta de armas . A esto se suma la cultura de la violencia, al ser un país creado "sobre la base del sometimiento de los pueblos indígenas originarios por la fuerza de las armas" y otros fenómenos que influyen negativamente como la misoginia, el machismo, el racismo, el supremacismo y la intolerancia.
El negocio de las armas se alimenta de la propia violencia que genera . Cada masacre armada no hace más que disparar las ventas de una industria que, gracias a su vasta influencia política, bloquea cualquier intento de regulación. La permisividad se mantiene y pone en riesgo derechos humanos esenciales como la vida y la seguridad, todo bajo la justificación de la Segunda Enmienda constitucional, que permite a los estadounidenses el derecho a portar armas.
Cifras de impacto
Según datos de la Fundación Sandy Hook Promise, más de 4.100 personas de origen latino mueren cada año debido a la violencia armada en EE.UU. Medios locales señalan que en los tiroteos escolares, desde 2013 hasta las elecciones de 2024, habían muerto 122 personas producto de 64 ataques masivos.
Por su parte, el archivo de la organización Gun Violence reporta que desde enero hasta el 12 de septiembre de 2025, han sido asesinadas 10.411 personas y otras 19.019 han resultado heridas por la violencia armada. También se reportan 301 tiroteos masivos que han provocado la muerte de 10 personas.
La cifra mortal incluye el asesinato de 883 menores de edad, de los cuales 168 tenían entre 0 y 11 años, mientras otros 354 de esa misma edad fueron heridos por armas de fuego. La mayoría de los niños asesinados están en el rango de 12 a 17 años, con 715 víctimas, mientras otros 2.016 adolescentes quedaron heridos.
En la última década la cifra de personas muertas por violencia armada en EE.UU. supera las 170.000 personas. Según AI, las cifras pueden ser incluso más elevadas y el promedio de personas asesinadas sería superior a 45 víctimas diarias. Las comunidades más afectadas son las afroamericanas, especialmente los hombres que tienen 10 veces más probabilidades de ser víctimas que los blancos estadounidenses.
Los homicidios por arma de fuego son también la principal causa de muerte entre los hombres y niños afroamericanos de 15 a 34 años, y la tercera causa de muerte entre hombres hispanos del mismo rango de edad. AI señala que en EE.UU. habrían más de 400 millones de armas en manos de más de 81,4 millones de personas , cifra que sólo incluye a adultos mayores de 18 años. Sin embargo, si suma a los miembros de un hogar de una persona armada, la cantidad de individuos con acceso a un arma en ese país asciende a 41 % de la población total que es de 340 millones de habitantes.
"Se calcula que en EE.UU. hay más de 400 millones de armas entre la policía, el ejército y los civiles estadounidenses, es decir casi 50 % de las armas en el mundo están en un país con menos del 5 % de la población mundial . Más de 393 millones (más del 98 %) de esas armas están en manos de civiles, lo que equivale a 120 armas de fuego por cada 100 ciudadanos. Por término medio, cada estadounidense posee 5 armas de fuego", indica AI.
Si te parece interesante, ¡compártelo con tus amigos!