El asesino del líder conservador, Charlie Kirk , quien respondía preguntas en un debate abierto ante una multitud de miles de asistentes en Utah Valley University, no actuó solo. Con él estaba el odio y el desprecio al ser humano, a pensar diferente; el rechazo visceral a la libertad, a las creencias religiosas y la impotencia de que las calumnias o mentiras no sean capaces de vencer la verdad.
Con él también estaba la guerra contra la fe cristiana, el ataque a la tolerancia y la ira de matar sin compasión en medio de las interminables campañas de los medios neoliberales de prensa , controlados por el poder antioccidental, antiamericano y anticonservador de una extrema izquierda que durante décadas trabajó en silencio, pero que ya no se esconde. Por el contrario, se muestra cada v