No creo en las cifras sobre la lectura en México ni en los arrebatos de grito en el cielo por la falta de lectores. Creo en la complejidad de un fenómeno que no se reduce a datos oficiales ni a exigencias y criterios de gobiernos o empresarios, esa dupla de ladrones que sin la mentira no pueden existir. Tampoco creo en ése ramplón pretexto que suele tener la gente para no leer: no tengo tiempo.
Creo que la lectura jamás podrá crecer sino por contagio y que los esfuerzos para ello tienen algo de loable pero se toparán una y otra vez con la pared de un mundo hecho a la medida de la ignorancia y la banalidad. También creo que la literatura y el arte jamás serán ni deben ser un asunto de masas. Lo que se masifica pierde su valor o al perderlo es cuando podría tener la oportunidad de ser un a