El frío intenso de la tarde del jueves 11 de septiembre no fue impedimento para que un centenar de personas se congregara frente a la ennegrecida fachada de la casona de Colón 636. En un silencio respetuoso, sólo interrumpido por palabras de ex prisioneros políticos, sus familias, autoridades y estudiantes participaron en el acto de homenaje y memoria organizado por la Corporación Sitio de Memoria Colón 636.
El lugar, que durante la dictadura cívico-militar funcionó como un centro de detención y tortura, fue el escenario donde los recuerdos del horror se entrelazaron con la esperanza de las nuevas generaciones. “Lo que vivimos aquí no puede quedar en el olvido”, afirmó con firmeza Ester Huala, una de las sobrevivientes, quien junto a Manuel Aguilante y Julio Pedrol relataron los tormentos