Washington Tyler Robinson, el presunto asesino de Charlie Kirk, no era estudiante universitario –solo estuvo matriculado un semestre en una ingeniería eléctrica que abandonó– y los expertos tampoco tienen claro que fuera un "radical de izquierdas", tal y como lo definía Donald Trump antes de que ni siquiera se supiera su identidad. Buena parte de las inscripciones en los casquillos de bala, que la investigación cita como prueba de un "proceso de radicalización", están más bien inspiradas en el mundo de los videojuegos. Una de las frases es una referencia al videojuego Headliners 2: "¡Eh fascista, tómalo!", la cual iba acompañada de tres flechas. Pero los hechos ya no interesan a los círculos trumpistas, que han iniciado una caza de brujas online y apuntan a las universidades como "cen
Las universidades: el blanco del trumpismo después del asesinato de Kirk

51