BARCELONA — Como concejala en el noroeste de España, Rosana Prieto se encarga de la gestión de su pequeño pueblo y está alejada de las grandes ciudades, a menudo sacudidas por protestas sobre cuestiones geopolíticas.
Pero con una de las carreras de ciclismo más grandes del mundo recorriendo las bucólicas colinas cercanas, ella y cientos de conciudadanos con ideas afines vieron una oportunidad para hacer oír sus pequeñas voces, denunciando la campaña militar de Israel en Gaza.
Con banderas palestinas en mano, se colocaron precisamente donde sabían que las cámaras de televisión transmitirían su mensaje al mundo: la última curva antes de la línea de meta de la 15ta etapa, mientras los ciclistas de la Vuelta a España pasaban zumbando.
En otro punto del trayecto, un manifestante que portab