El Gobierno activó una serie de correcciones a la política monetaria luego de la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires. Tras semanas de fuerte restricción para evitar sobresaltos cambiarios o inflacionarios, el Ejecutivo adoptó un enfoque más pragmático: flexibilizó el control de tasas, proveyó liquidez y toleró un dólar cercano al techo de la banda cambiaria.
El Ministerio de Economía dejó de intervenir de manera directa en el mercado y cedió protagonismo al Banco Central, que asumió el liderazgo en la plaza de pesos. El dólar trepó por encima de $1.400, con un techo de flotación cercano a $1.470 que aún no fue puesto a prueba.
Según la consultora PxQ, dirigida por Emmanuel Álvarez Agis, el desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) desembocó en la crisis financiera q