Tener una planta de menta en casa es un verdadero placer. No solo aporta frescura con su aroma característico, sino que también es muy versátil en la cocina: desde infusiones hasta ensaladas y postres, siempre hay una buena excusa para usarla. Sin embargo, muchas veces cuesta mantenerla en buen estado y solemos ver cómo sus hojas se marchitan o pierden el color verde intenso que tanto la caracteriza.
La buena noticia es que no hace falta ser un experto jardinero para disfrutar de una menta sana y vigorosa. Con unos simples cuidados, similares a los que aplican en los viveros, podés asegurarte de que tu planta crezca fuerte, con hojas abundantes y un aroma inconfundible.
Estos tips prácticos te van a servir para que nunca falte menta fresca en tu cocina. Uno de los puntos más impo