El escándalo de corrupción de altos mandos de la Marina, familiares del exsecretario Ojeda, erosiona los principios de renovación política del oficialismo

Hace casi tres años, en la celebración del día de la Armada, el almirante Rafael Ojeda, secretario de Marina, tomaba la palabra a bordo del buque Usumacinta, en las costas de Manzanillo, en Colima. “Las y los mexicanos necesitamos de una unión y una voluntad sin precedentes, el enemigo a derrotar ahora es la corrupción”, dijo. Enfrente escuchaba el presidente, Andrés Manuel López Obrador, y la plana mayor de su Gabinete, el secretario de la Defensa, la de Seguridad, el de Gobernación… El Ejecutivo incidía de nuevo en la importancia de uno de sus postulados, el combate a la corrupción. El tiempo ha querido que aquel evento aparezca ahora

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