Durante décadas, en los pasillos de Wall Street se ha repetido la misma escena. Si querías saber en qué punto estaba la economía, bastaba con mirar al mercado de bonos. Los rendimientos eran un veredicto diario sobre la política fiscal de los gobiernos y los inversores que los movían recibieron un apodo casi cinematográfico, los vigilantes de los bonos.

Su poder era tal que podían disciplinar a cualquier país con una venta masiva que encarecía de inmediato la financiación estatal. Pero el guion ha cambiado. En 2025, los bonos ya no son los únicos que muestran el camino. Los metales preciosos, con el oro y la plata en máximos históricos, y el cobre con un rally inesperado, han tomado el relevo como indicadores de las tensiones económicas y geopolíticas que atraviesan el mundo.

Dólar y bon

See Full Page