El asesinato del activista conservador Charlie Kirk detonó una ola de despidos y suspensiones en diversos sectores de Estados Unidos contra empleados que celebraron o se burlaron de su muerte en redes sociales. Aerolíneas, universidades, hospitales y empresas privadas se apresuraron a tomar medidas disciplinarias, lo cual generó un debate sobre los límites de la libertad de expresión y la creciente vigilancia digital en el ámbito laboral.
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American Airlines confirmó que pilotos fueron separados de sus funciones tras publicaciones consideradas hostiles, mientras Delta suspendió a varios trabajadores en espera de investigación. El secretario de Transporte, Sean Duffy, defendió la medida al señalar que