Alfonso Vélez Jaramillo
La figura de Monseñor Libardo Ramírez Gómez, no pasará desapercibida y siempre estará presente, porque no fue un obispo de transición, tenía ideas fijas y era certero en sus afirmaciones.
Un pastor católico genuino, templado en materia política, conservador, pero humilde en su vocación religiosa, que recorrió los caminos polvorientos y les hablaba de frente a sus feligreses.
Directo y no se sintió trepidar cuando acusó a la tenebrosa “Teófilo Forero” de las FARC y al narcotráfico de asesinar al párroco de la Argentina, Huila, Juan Ramón Núñez.
El padre Núñez, fue baleado cuando compartía la comunión el 6 de abril de 2002, y en ese momento el obispo Libardo Gómez, visiblemente golpeado sentenció, “lo mataron para silenciar a quienes predicaban el bien”.
El país