En la actualidad, el escenario electoral colombiano atraviesa una crisis profunda de representación y de sentido democrático. Lo que debería ser un espacio de deliberación ciudadana, centrado en propuestas serias para resolver los problemas estructurales del país, se ha transformado en un espectáculo vacío donde predominan la violencia simbólica, las descalificaciones personales y la manipulación emocional en redes sociales.
El deterioro del debate democrático
La psicología política nos enseña que la democracia se sostiene sobre dos pilares: la confianza colectiva y la deliberación pública. Sin embargo, en Colombia, los candidatos han reducido el debate a un intercambio de ataques, memes y amenazas veladas. Este comportamiento erosiona la legitimidad del sistema político, pues transm