En un campo de refugiados en Kakuma, Kenia, en el oriente africano, decenas de personas se sientan frente a una pantalla inflable. Lo que ven no es un clásico del cine, sino el cortometraje animado Keradó, de Andrés y Diego Castillo, sobre la aventura de una niña emberá katío.
A cientos de kilómetros, en barrios de Ibagué y Cereté, o en la vereda Tierra Grata, a media hora de Valledupar, las personas miran Crops of Solidarity, la historia de una familia rohinyá que preserva su cultura campesina en medio del hacinamiento del campo de refugiados de Kutupalong, en la ciudad de Cox’s Bazar (Bangladés).
Con esos intercambios culturales funciona el Festival Internacional de Cine Comunitario-Historias en Kilómetros, que se alza como un puente inesperado que conecta a poblaciones de Colombia, Áf