Son legítimos, y son una herramienta clásica, los boicots a eventos deportivos y culturales contra deportistas y artistas de gobiernos como, ahora, los de Rusia e Israel. Lo novedoso es que en este caso el Gobierno de España se desdoble y aliente las protestas a la vez que despliega a la fuerzas de orden público… sin mucho entusiasmo. La Moncloa sorbe y sopla a la vez y eso le da un cariz oportunista, de buscar el rédito interno, a su enfrentamiento frontal con Netanyahu. Es preocupante que -se le llame genocidio, matanza o masacre- el drama insoportable de Gaza y Cisjordania sirva para ahondar la división en España.
El Gobierno se desdobla

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