La alcaldesa de Mogán, en su inacabada travesía –es un decir- desde el PP a un nacionalismo sui géneris al calor utilitario de Coalición Canaria o hacia un insularismo a ubicar aún, habla de “negros y los otros, los marroquíes”; deja clara su oposición a ciertas manifestaciones, como las que “zarandean a turistas”, y llena la entrevista concedida al programa The Alexis Army de consignas, ideas –otro decir- y lugares comunes del más puro populismo conservador (aunque diga ser pragmática), retrógrado y orgulloso de conocerse a sí mismo y triunfar en las urnas… eso sí, de aquella manera, claro. Acepta la etiqueta que le propone el presentador: “Aquí la Ayuso soy yo”.
Nunca lo ha escondido. Ella es así, y presume de ello. “Soy particular, como mi nombre, que no hay más, salvo una niña de La Aldea al que su padre le gustó mi nombre [cuando lo vio] en los carteles”. Le da igual que le “odien los medios de izquierda”. Le importa poco el qué dirán, y mucho menos que le reprochen lo rancio o discutible de algunas de sus ideas y planteamientos. Arrasa en las urnas (más allá –o acá- de las dudas sobre algunos votos mal traídos en el pasado ), presume de tener 17 de 21 concejales (y eso que solo lleva “tres meses con redes sociales”) y cree que, así, está legitimada para casi cualquier cosa, como no esconder que se opone a ciertas manifestaciones por bien notificadas y justificadas que estén, como las que cuestionan el modelo turístico actual en Canarias “si no me dan una alternativa económica”.
En una entrevista para el espacio The Alexis Army, en Atlántico TV , la cadena del grupo en el que se integra Diario de Avisos , Onalia Bueno se despacha con una selecta ristra de su decálogo político y existencial. Será este miércoles por la noche, de manos del inquieto y emprendedor propietario de la exitosa empresa Dormitorum, Alexis Amaya, que ejerce de eficaz entrevistador.
“Los negros no generan problemas, sino los otros”. ¿Quiénes son los otros, sin pensar en Amenábar? Por supuesto, “los marroquíes”. ¿Todos? Ah, bueno, eso ya da igual: la calle –toda- le da la razón, o eso cree.
He ahí uno de los chorizos de la ristra, pero la oferta resulta extensa, casi interminable… “Tenemos que tener más presencia y seguridad en las calles. ¿Qué hacen esos pibes menores y se concentran a la una de la mañana unos cien?”. Sí, ha pensado bien, no habla de jóvenes canarios tras un concierto, guiris en ‘Los Américos’ o de doscientos cayetanos blancos bien vestidos y en Mercedes, como le dice Alexis, haciendo escándalo en Madrid a esa hora en una zona bien para que muchos no puedan dormir aunque no den sensación de inseguridad, sino, por supuesto, migrantes, aunque se hayan jugado la vida en el mar para ver 80 luces encendidas y juntas a lo lejos, en la oscura y fría noche atlántica… Según ella, ahora unos padres no permiten a sus hijas de 14 años salir por la noche por la calle de Triana “porque no se sienten libres y porque el nivel de delincuencia ha subido ahí de forma brutal. Primero es mi gente. Hasta 2020, la convivencia era normal”. Eso sí, suelta eso de “llévatelo a tu casa”, aunque no descarta adoptar a niños de Gaza si pudiera, “aunque eso es muy difícil”.
Del PP de toda la vida (aunque dice que “siempre ha sido defensora de la unidad del nacionalismo”) hasta CIUCA y a Juntos por Mogán, impulsa ahora la pretendida experiencia insularista Somos Gran Canaria (nada que ver con Sumar, “cuidado, que se me ponen los pelos como escarchas”, le aclara a Alexis, que se equivocó con el nombrecito). En cada respuesta, Bueno es buena haciendo de Onalia. “Yo no soy sólo Mogán; estoy en Gran Canaria (…). Imagínate si me presento al Cabildo… Algún susto daría”, sentencia al referirse a la atomización del espectro tras la ruptura de Nueva Canarias, el surgimiento de los “municipalistas”, su “Somos” y Coalición Canaria.
De hecho, presume de prestigio por llevar aquellas guaguas a Las Palmas por el muelle de Arguineguín, “el de la vergüenza” (nombre acuñado por ella al ver cómo estaban los niños menores restacados en la travesía canaria), en plena agudización del fenómeno migratorio en medio de las restricciones por la Covid. “Eso hizo que mi persona fuera más conocida y respetada en Gran Canaria”. “Por allí pasó todo el mundo y nadie hizo nada (ni las ONG), pero, con los medios internacionales conseguimos que Pedro Sánchez, que el muchacho, se pusiera las pilas y en noviembre comenzó a vaciarse el muelle”.
Es entonces cuando le aflora el humanismo y contrasta la miseria que vio con la otra miseria de “este país que dice ser progre, ese progre de esa izquierda que dice ser progre, pero allí no vi a nadie de progreso, ni de mejora ni de Derechos Humanos”. Se le recuerda que el PP no quiere ahora a menores en sus comunidades (ella los llama “menas”, qué menos) y que puso como ejemplo a Ayuso (“aquí la Ayuso soy yo”), por mucho que Alexis le remarque que la ultraliberal versión 3.0 de Esperanza Aguirre “no puede salir ganando del trato a los migrantes ni de coña”.
Abraza el discurso antiinmigración del PP cuando se refiere a que el PNV de “no quiere a ninguno en el País Vasco”, pero, eso sí, se reafirma en que, como dijo en 2023, no paga “ningún entierro a un migrante. Y esto no alimenta la xenofobia, porque el presidente pasa de Canarias, vienen tres ministros, toda la Corte al muelle y que se coma el marrón la alcaldesa, hasta aquí hemos llegado. Se me llegaron a acumular 40 pateras y eso con qué viene, con olores que no se pueden oler, que le llegan a los vecinos que están a 200 metros. Destruir una patera con fibra cuesta 5.000 pavos, más la mierda, más que no te dejan vivir porque están todo el día entrando por el muelle y los marineros no pueden hacer su trabajo, más los entierros… ¿Qué hago?, ¿me las sigo comiendo?… Tengo que ampliar el cementerio con los recursos de los vecinos de Mogán, cuando es competencia de Sánchez. Mi obligación legal no es enterrar a los que mueren en alta mar. Es un abuso, no es mi competencia, cuando hay un tío en Madrid que tiene dinero a mansalva, mucho de la UE (…)”.
Y esto cambia, dice, cuando pasa en La Restinga (El Hierro) “porque allí gobierna el PSOE”. “Esto no lo sufren los que mueren, ni sus familiares, ni Sánchez o Ángel Víctor [Torres], sino nosotros, los que estamos en primera línea, los ciudadanos de Mogán”. Y lo dice todo muy convencida, y seguro que con ovación cerrada en numerosas, demasiadas barras de bar… Incluso resalta que los migrantes van a Arguineguín y La Restinga (puertos autonómicos) y “no a Arinaga o La Estaca, que son puertos del Estado”, insinuando claramente que se busca ese destino a conciencia, “porque la Salvamar, que no tiene permiso para estar en Arguineguín (si nos fajáramos…) es del Estado”. En fin… Y remata: “Si es que la Salvamar va a buscarlos casi a Marruecos”, y se queda tan pancha… “Y eso es cierto, lo dice la propia tripulación”. Claro, porque, si no, mueren… Y eso que dice que “necesitamos a esa gente para el Estado del Bienestar, aunque, si le pagas el entierro, ya nos los puedes contratar, porque ya están muertos. Hay un estudio que dice que la UE necesita 20 millones de migrantes”… ¿Es necesario seguir? Sigamos.
Se le advierte de lo que puede alimentar un discurso así en las redes (que ella no cree que sea el suyo), pero sale con lo de los dos tipos de migrantes: los de patera y cayuco (“los mayores se van de Canarias”) y los de avión. Y, de nuevo, preguntando por “cuál sería la solución” porque, por supuesto, “va a crecer Vox porque la izquierda lo hace fatal”. Y, faltaría más, todo por la “inseguridad” que fomentan, según dice, “gremios de la migración que hacen mella en la población y nos sentimos inseguros ahora en Canarias al salir a la calle y hacerlo con libertad” (aunque luego admite que es la situación económica la clave en la delincuencia y que delinquen todas las personas con independencia de su origen). Eso sí, dice que simplemente pregunta si eso es así… Y llega el tópico: “Los negros no generan problemas, sino los otros… los marroquíes [la mayoría de los que delinquen en su municipio, dice], y no todos, pero el problema es que hay una ley que dice que, si delinques, te expulsan, pero en España no se cumple”.
Por supuesto, asume que los medios de izquierdas “me odian”. Eso sí, dice no saber “qué grupo es ése, al parecer es un ente que lleva toda la vida viviendo de algunas cosas que no me gustan.... Él me odia a muerte, financiado en parte por Nueva Canarias”. Tras la insistencia de Alexis Amaya, lo desvela: “El Canarias Ahora punto com” (SIC). “Me lleva halagando con sus titulares desde 2007 hasta ahora; con otros no he sentido esa agresividad, aunque lo tengo más que superado y, además, gracias a eso tengo una mayoría absoluta”. Eso sí, dice que esa crítica no es por ideología del medio (¿tú crees que existe ideología ahí?“, pregunta), para recrearse luego cuando la presentan como alguien de izquierdas al decir ciertas cosas y de todo lo contrario con otras: ”Correcto“. Está claro por qué Clavijo le tiró los tejos (políticos) desde el principio…
Elogia a Ayuso pero defiende la tasa turística
Es entonces cuando, asintiendo y plena de felicidad, le escucha al entrevistador recordar que viene del PP y que defiende a Ayuso (sí, la amiga de Milei), pero al mismo tiempo no quiere explotar todas las camas hosteleras que podría tener Mogán, aunque critica la moratoria turística canaria de hace un cuarto de siglo o defiende la tasa turística (discrepancia con Clavijo, con los liberales -y ultraliberales- y las patronales, “que no dicen nada de sus hoteles en Baleares o Cataluña, donde hay tasa”…): “Soy la única alcaldesa de España [en intentar imponer una tasa turística] , y yo nací con el turismo, es parte de mi familia, que la ha aplicado y se ha puesto en contacto con nosotros Málaga, La Laguna, La Oliva...”. Eso sí, se opone a las manifestaciones en pro de la tasa y contra del desborde turístico (sí asistió a las que se convocaron contra las prospecciones petrolíferas) “porque todos los que se manifiestan me tienen que traer un modelo alternativo. Son los turistas los que mantienen la educación y la sanidad, y tú (entre los que incluye a ”funcionarios de Gesplan o Urbanismo, que los tengo en Gran Canaria“) los vas a zarandear a Arona y Adeje, porque eso pasa aquí (en Tenerife), no allá”.
Por más que Alexis Amaya le recalque que “eso no fue así, que se trató de dos casos aislados”, se queda con que ella vio las imágenes… En esto sí, coincide con las patronales (sí ve “turismofobia” y “burradas en lo que dicen por esas boquitas”), al tiempo que cree que no habría protestas (por más motivos ambientales que hubiese) si tuviéramos “el Estado del Bienestar perdido en el pasado, porque hemos crecido en medio millón de habitantes en dos décadas y así está el problema de la vivienda, la movilidad o que te dan cita médica para cuando te la dan… Eso no lo genera el turista, que no es el que colapsa las carreteras de Tenerife, sino cómo se gestiona (…) Cuántas camas de más se han hecho en Tenerife, no en Gran Canaria, al contrario, se ha residencializado”. Pero, claro, enseguida pregunta que “a qué se llama sostenibilidad”.
Por supuesto, esa dualidad de vaivén ideológico (lo demuestra al reconocer los puertos de Granadilla y Arinaga como macro infraestructuras innecesarias) la resume desde un don especial que tiene y que le lleva al equilibrio, a la virtud platónica de saber dónde está lo correcto: “Soy práctica, cojo lo bueno de una cosa y de otra, hago un mix y lo que beneficie a mi pueblo”.
“Los municipios no tienen ideales”
Evidentemente, enseguida salta con eso de que en los municipios “no tenemos ideales, eso queda para mucho más arriba [como si los planes generales, la privatización o no de servicios y tantas otras políticas fueran neutra]. Al final tienes que defender al vecino, y yo los conozco a todos, si están en el hospital, si falleció, si la abuela fue a misa el domingo…”. Y eso que son 22.000 de derecho en Mogán, “50.000 de hecho diariamente”. Según dice, conoce al menos a “la mitad” de sus nombres y le suena la cara de todos los vecinos, “y los que no es porque no son de mi municipio porque no los tengo en mi radiografía o llevan poco tiempo, muchos latinos que se han incorporado, rumanos… pero después los saco”.
Metiéndose más en materia, asegura que López Aguilar, como ministro de Justicia, “creó una trama para ir contra el PP de Soria” a través del caso Góndola, de corrupción del PP en Mogán, y lo dice así, tan tranquila, como quien comenta el penalti (real o no) del Madrid del último partido haciendo cola en la ferretería. “Se inventa un caso de corrupción, iba así por cada municipio, yo siendo una piba, con 21, y pasé tres días en un calabozo. Registraron la casa de mis padres, salieron titulares a escala nacional, pero diez años después se archiva todo , todas las diligencias, aunque el PP no me apoyó. Es lo que pasa con esos partidos cuando apestas”. De hecho, luego se infla al recordar que los conservadores no tienen ni un edil en Mogán: “Los liquidé”, y se ríe, claro. Eso sí, “con todos me llevo bien, aunque mis espaldas están cargaditas de cayos: me tienen envidia, porque hago lo que ellos querrían hacer”.
Después de eso, se hizo un máster en Comunicación Política en la Pontificia de Salamanca y “fui la mejor, pero, como estaba tan grillada, me fui sola a Honduras a dar clases a la Universidad San Pedro Sula y me salió una campaña electoral en Puerto Cortés porque la vicedecana era la vicealcaldesa. Llego, y sacan al presidente del país, Celaya, por un golpe de Estado, y me ponen a un tío de guardaespaldas. Me quise ir, pero mi pareja me dijo que me había comprometido, me quedé, ganamos y luego me fui”.
Luego se va a Senegal, “donde el Señor perdió las zapatillas”, pero un grupo de jóvenes “preparados” de Mogán contactan con ella por Skype y le proponen crear un partido (aprovechando las siglas Ciudadanos por el Cambio, CIUCA, “marca de Telde”, pero la piden prestada), con la única condición de que fuera ella la candidata, pese a sus dudas por estar metida en “esa mierda” de la corrupción que le achacó esa “trama” del ministro. Acepta, y Onalia, ese nombre tan particular de persona aún más, salta a la fama política canaria.
Y lo hace ahora con Juntos por Mogán, pero, por supuesto, nada que ver con Junts, “pues la independencia no vale para nada, aunque sí soy nacionalista porque, quién no lo es en Canarias, si bien moderados; hay que serlo, pero moderados, desde el sentimiento canario: ¿a quién no le duele su tierra? Los canarios tienen la autoestima por los suelos y nos creemos que somos acomplejados”. Habría que saber si dijo eso en una reunión o mitin de Aznar, Rajoy…