Sabemos que no está de moda y que, incluso podría desagradar al propalestino presidente del (des)Gobierno de España, Pedro Sánchez; felicitado, por cierto, por los terroristas de Hamas por sus sistemáticos ataques políticos a Israel; pero el refrán, como tantos otros, pudiera tener origen medieval hispano judío. Y asevera que “a casa llevé a un amigo, él se quedó de amo, yo despedido”. Y es que, a estas alturas, al cabo de siete años de desgobierno sanchista y los mismos del óbito ideológico del PSOE, hasta resulta ridículo que, dentro del (des)Gobierno de España, alguien –Isabel Rodríguez, una profesional de la política de la que no se conoce otra dedicación u ocupación– cobre sueldo cada mes, por ser –o al menos estar nombrada y publicada en el BOE– ministra de Vivienda, sin que práctica

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