EN el cruce de las calles Santa María y Pelota se fueron reuniendo rostros conocidos de la Asociación Artística Vizcaína a medida que se acercaban las siete de la tarde de ayer. Era como si buscaran la protección de la Virgen de Begoña, que todo lo vigila desde su coqueta hornacina de la fachada del palacio Yohn. A veces llegaban a confundirse con los corritos de turistas que, en torno a un gesticulante guía, trataban de ver la espadaña de la basílica desde la losa que señala el punto exacto en el cantón.

En el grupo que nos ocupa, la única guía es la de la poesía. Celebraban la apertura del 35 ciclo anual de las Tertulias Poéticas de los Martes, que hacía el número 1.148 de todas las convocadas. Ahí es nada. Más que las narradas por la famosa Sherezade, que fueron solo mil y una; eso sí,

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