En pleno arranque de las fiestas patrias, cuando México celebra su soberanía, Estados Unidos decidió incluir nuevamente a nuestro país en la lista de productores o de tránsito de drogas ilícitas. La decisión, presentada bajo la Ley de Autorización de Relaciones Exteriores, parece más una jugada política que un simple diagnóstico técnico. Aunque la Casa Blanca matiza que esta inclusión no representa un juicio negativo sobre la cooperación mexicana, el efecto simbólico es innegable: se trata de una etiqueta que opera como una sombra sobre la relación bilateral.

El documento reconoce que bajo el mandato de Claudia Sheinbaum se ha intensificado la colaboración en materia de seguridad. Se mencionan acciones concretas: el despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera, ase

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