Hasta en sus últimas apariciones en público, Robert Redford conservó su clásico look de hombre aventurero que lo consagró en el cine: un flequillo rubio que caía sobre su frente y movía el viento, así como la mirada entre severa y pícara que, junto con su “sonrisa de un millón de dólares”, fue irresistible para varias generaciones.
Años después llegaría a las pantallas Brad Pitt calcando el mismo peinado y sus gestos, por lo que hoy algunos afirman que Redford fue el Pitt de los años 60 y 70 . Pero no, para ser justos, debe aclararse que Pitt es el Redford de la actualidad.
De hecho, una de las mejores actuaciones de Brad Pitt fue en la conmovedora película ‘El río de la vida’ (1992), dirigida por Redford, y para 2001 ambos serían protagonistas de ‘Juego de espías’, filme de Tony Scott