Garantizar el uso pacífico de la energía nuclear y prevenir la proliferación de armas nucleares «es un imperativo moral». Esta firme postura de la Santa Sede fue reafirmada este 16 de septiembre por monseñor Daniel Pacho, Subsecretario para Asuntos Multilaterales a los participantes en la 69.ª Conferencia General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
UNA AFRENTA A TODA LA HUMANIDAD
El deber de prevenir la proliferación de armas nucleares, según el arzobispo Pacho, "es particularmente evidente en la era actual, en la que la incongruencia de asignar recursos valiosos al desarrollo y la acumulación de armas nucleares contrasta marcadamente con el hecho de que tantas personas en este planeta luchan por sobrevivir".
Además, expresó su preocupación por el aumento del gasto