Por Marías Sanchez

La cumbre celebrada en Doha tras el ataque israelí en territorio catarí abre un nuevo capítulo en la política regional. Lo que podía haber quedado en una condena aislada, terminó por reunir a más de cincuenta países árabes e islámicos en torno a un mensaje inusualmente firme: Israel está cometiendo genocidio en Gaza .

El valor político de esta declaración no radica solo en su extensión geográfica, sino en el peso de las palabras elegidas. Denunciar “genocidio” y “limpieza étnica” en un documento conjunto equivale a situar a Israel en el banquillo de la historia . Significa colocar la tragedia palestina en la categoría más grave del derecho internacional y abrir la puerta a sanciones, juicios y responsabilidades que van mucho más allá de la retórica.

Qatar, acost

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